«La obra de Escoria toca sensiblemente la humanidad como conjunto móvil y nervioso de emociones. Explora como nunca antes habíamos conocido el concepto y el campo de la soledad. Para ello recurre a tantísimos recursos y estrategias como cuantos hemos reseñado en estas páginas, entre los que también tienen cabida livianas dosis de humor (por ejemplo, el sentido del onomatopéyico título de ¡Ups! o algunos momentos de la excursión en Travesía). Casi una veintena de elementos netamente visuales -en tanto en cuanto materiales (dibujos, notas, cartas)- avalan esa inquietud por reunir cuantas más piezas del puzle, que es sobradamente complejo, multidimensional, excitante».